Libros en mi radar

Carlos Ruiz Zafón: el arquitecto de las sombras

Carlos Ruiz Zafón no solo escribió novelas: diseñó laberintos literarios donde cada palabra era una llave, cada personaje una puerta, y cada historia, un eco que se repetía entre las paredes del tiempo. Considerado uno de los autores españoles más leídos del siglo XXI, Carlos Ruiz Zafón conquistó a lectores de todo el mundo con un estilo propio, marcado por el misterio, la pasión por los libros y una atmósfera gótica que le rinde homenaje a los grandes clásicos.

De la publicidad al Cementerio de los Libros Olvidados

Nacido en Barcelona el 25 de septiembre de 1964, Carlos Ruiz Zafón estudió en los jesuitas de Sarrià y posteriormente cursó Ciencias de la Información. Durante años trabajó como creativo publicitario, una etapa que él mismo reconoció como útil para entender el arte de narrar con eficacia. Sin embargo, su vocación verdadera lo empujó hacia la escritura, primero como guionista de cine y luego como novelista.

Su debut literario llegó en 1993 con El príncipe de la niebla, una novela juvenil con la que ganó el premio Edebé. A esta le siguieron otras tres historias para jóvenes —El palacio de la medianoche, Las luces de septiembre y Marina— que ya esbozaban su afición por las tramas enigmáticas y los escenarios cargados de melancolía.

Pero fue en 2001 cuando su nombre se inscribió con tinta indeleble en la literatura contemporánea: La sombra del viento, su primera novela para adultos, se convirtió en un fenómeno editorial. Ambientada en una Barcelona de posguerra, la obra nos introduce en el «Cementerio de los Libros Olvidados», un lugar ficticio —y mítico ya— que serviría como hilo conductor de toda su tetralogía. Más de 15 millones de ejemplares vendidos, traducciones a más de 40 idiomas y una legión de lectores fieles lo catapultaron como referente global de la narrativa en español.

Carlos Ruiz Zafón

A La sombra del viento le siguieron El juego del ángel (2008), El prisionero del cielo (2011) y El laberinto de los espíritus (2016), todas conectadas por personajes, historias cruzadas y un profundo amor por los libros. Zafón defendía que podían leerse en cualquier orden, como piezas de un puzle que el lector arma a su ritmo.

Barcelona como protagonista

Uno de los sellos distintivos de Carlos Ruiz Zafón es la construcción de escenarios. Su Barcelona no es la de las postales, sino una ciudad de luces tenues y callejones húmedos, donde el pasado murmura desde cada fachada. Él mismo decía que escribía sus libros como si fueran películas, y esa mezcla entre lo visual y lo literario se traduce en una narrativa que apela tanto al corazón como a la imaginación.

Curiosidades del autor de las sombras

  • Amante del cine clásico, Zafón decía que si no hubiese sido escritor, se habría dedicado al cine. De hecho, vivió varios años en Los Ángeles escribiendo guiones.
  • Fan declarado de Dickens, Lovecraft y Dumas, entre otros, su obra rinde tributo a la novela decimonónica, pero con un tono contemporáneo que seduce incluso a quienes no suelen leer literatura histórica.
  • Jamás permitió adaptaciones cinematográficas de sus novelas, a pesar de recibir múltiples ofertas. Prefería que los lectores imaginaran por sí mismos el universo que él solo sugería.
  • Era también músico: componía bandas sonoras para sus libros y las subía a su sitio web. Su vínculo con la música era tan visceral como con la literatura.
Carlos Ruiz Zafón

Un legado que resiste al olvido

Carlos Ruiz Zafón falleció el 19 de junio de 2020 en Los Ángeles, víctima de un cáncer de colon. Tenía solo 55 años. Su muerte dejó un vacío en el mundo literario, pero también una obra inmortal, tejida con hilos de nostalgia, amor por los libros y una capacidad única para tocar lo más hondo del alma lectora.

En 2020, de forma póstuma, se publicó La ciudad de vapor, una colección de relatos que expande el universo del Cementerio de los Libros Olvidados y funciona como epílogo de su obra.

Hoy, sus lectores siguen regresando a las calles ficticias de su Barcelona, como si buscaran entre las sombras a Julián Carax, a Fermín Romero de Torres o a Daniel Sempere. Porque Carlos Ruiz Zafón no solo escribió historias: construyó un refugio para todos los que creen, todavía, que los libros pueden salvarnos del olvido.

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